Una votó por Trump, la otra por Biden. Pero madre e hija están más unidas que nunca
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Graciela Murillo estaba viendo las noticias en Telemundo el martes —como lo hace cada mañana— cuando hizo un anuncio: Quería ir a votar.
“Dame una pelota para votarla”, le dijo Murillo, de 86 años, a su hija Sonia de 53, confundiendo la palabra “ballot”, “boleta” en inglés, por “ball”, “pelota”. “Give me a ball to vote! Yo quiero a Donald Trump”.
Entonces, después del desayuno y el almuerzo (café, pan con mantequilla y un sándwich para Graciela, huevos revueltos para Sonia), el dúo de madre e hija condujo por la calle desde su casa en Boyle Heights hasta el Centro Recreativo de Wabash para votar por primera vez juntas.
Pero Sonia, trabajadora a tiempo parcial de la cafetería del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, no tenía intención de apoyar a Trump. Escogió a Joe Biden.
“No iba a votar, pero ella me motivó”, dijo Sonia con total naturalidad. No había participado antes en las elecciones porque no sabía cómo hacerlo. “No sé mucho sobre políticos y votar, demócratas y republicanos”. Lo que sí sabe es que quiere que la senadora Kamala Harris sea la primera mujer vicepresidenta. “Eso es lo único que sé”.
Cuando se le preguntó por qué votó por Trump, Graciela dijo: “Es el que sale mucho en la televisión”. Encuentra muy guapo al presidente republicano.
“No pienso nada”, sobre el hecho de que su hija votó por Biden, expresó Graciela en español. “Esa es su elección. Si le gusta ese hombre, entonces puede tenerlo”, se rio.
En cuanto a Sonia, solo una cosa le importaba.
“Estaba tan agradecida de que mi mamá quisiera votar porque nunca lo había hecho”, dijo en spanglish. “Fue un placer y no me importaba por quién votara”, y agregó que su madre tiene una foto del ex presidente, Barack Obama, en la sala de estar. También le agradaban Bill Clinton y los Kennedy. “Esos son los que recuerda”, reveló Sonia sobre su madre, quien tiene Alzheimer.
Graciela nació y se crio en Zacatecas, México, y llegó a Estados Unidos cuando tenía 21 años con su futuro esposo, Samuel Murillo. Sonia es oriunda de Los Ángeles, nació y creció en el este de la ciudad. Pero las dos mujeres, a pesar de votar en rojo y azul, tienen mucho en común: ambas tuvieron su primer hijo a los 25 años y son viudas. Samuel murió hace cinco años en el cumpleaños de Graciela, y el esposo de casi 20 años de Sonia falleció hace dos meses por complicaciones de gangrena.
Desde entonces, las dos mujeres se han acercado más. Son inseparables. “Hacemos todo juntas, mi mamá y yo”. Y para las próximas elecciones, planean volver a las urnas.
“Ahora sé qué hacer y espero volver a votar con mi mamá”, dijo Sonia. “En cuatro años, lo volveremos a hacer”, le dijo a su madre. “Vamos a seguir adelante”.
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