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Los puertos son uno de los mayores contaminantes de Los Ángeles. ¿California forzará que los limpien?

A scrubbing system for exhaust is used on a barge at Port of Los Angeles.
En diciembre, una barcaza en el Puerto de Los Ángeles usa un sistema, conocido como casquete, que captura emisiones de los buques.
(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)

Los reguladores están considerando restricciones más severas a la contaminación de los barcos atracados, que se convertirán pronto en la mayor fuente de contaminación en el sur de California

Los barcos que visitan los bulliciosos puertos del sur de California están a punto de convertirse en la mayor fuente de contaminantes que causarán smog en la región en los próximos años, una razón por la cual los reguladores estatales quieren reducir las emisiones de miles de ellos.

Los funcionarios de la calidad del aire desean ampliar la cantidad de barcos que, mientras atracan, deben apagar sus motores auxiliares y enchufarlos a la corriente de tierra o drenar sus gases de escape conectándose a unas máquinas especiales.

Pero algunos vecinos de los puertos dicen que la Junta de Recursos del Aire de California no está actuando lo suficientemente rápido como para reducir una fuente creciente de contaminación.

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Algunos también temen que la industria naviera y los puertos de Los Ángeles y Long Beach usen su influencia para debilitar las restricciones propuestas, que la Junta de Recursos del Aire decidirá en la primera mitad del año.

“Necesitamos alivio; es así de simple”, dijo Theral Golden de West Long Beach Assn., un grupo de vecinos que ha luchado durante mucho tiempo por un aire más limpio en una comunidad que se encuentra entre las más afectadas por la contaminación del puerto.

Rubén García, presidente de Advanced Environmental Group, señala el tubo telescópico de un sistema de captura de emisiones que está conectado a una barcaza en el puerto de Los Ángeles.
(Allen J. Schaben/Los Angeles Times)

En la batalla están en juego miles de millones de dólares en costos potenciales en el puerto marítimo más activo del país, que maneja aproximadamente el 40% de las importaciones estadounidenses y sigue siendo abrumadoramente usado por camiones, barcos, locomotoras y equipos de manejo de carga que arrojan diesel.

El volumen de los envíos que se mueven a través de los dos puertos se ha más que triplicado desde mediados de la década de 1990, y ha respaldado cientos de miles de empleos.

Pero el crecimiento en la actividad de envío también tiene un costo para la salud de las personas en todo el sur de California, especialmente cerca de los puertos.

A pesar de los dramáticos recortes de emisiones en los puertos en los últimos años, las comunidades vecinas como Wilmington, San Pedro y West Long Beach aún tienen el mayor riesgo de cáncer de la región por la contaminación del aire y las tasas más altas de asma en comparación con el resto del estado.

“En este momento tenemos barcos más grandes que transportan mayor carga, y están trayendo más contaminantes”, agregó Golden. “Entendemos que la carga tiene que moverse y las mercancías también. Pero no debería ser a expensas de nuestra salud y la de nuestros hijos”.

El sol se pone en la terminal TraPac del Puerto de Los Ángeles en Wilmington.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

Fue hace más de una década cuando los puertos de L.A.-Long Beach fueron pioneros en un gran esfuerzo para limpiar sus operaciones eliminando gradualmente sus fuentes más graves de contaminación por diesel.

Las regulaciones estatales en los últimos seis años han obligado a un número creciente de portacontenedores, buques de carga refrigerados y cruceros atracados en los puertos más grandes para enchufar o conectarse a los controles de emisiones.

Pero las reglas no se aplican a más de la mitad de las 8,000 embarcaciones oceánicas que visitan California cada año, según las cifras proporcionadas por la Junta de Recursos del Aire.

Esta agencia propone extender tales restricciones a puertos adicionales, y otras embarcaciones, incluidos los buques tanque y los buques de carga / descarga, que transportan automóviles, camiones y otros vehículos. Las reglas aumentarían el número de visitas a barcos sujetos a las normativas de aproximadamente 43% a un aproximado del 71% para 2029, según muestran las cifras de la junta.

Mechanics prepare to connect a container ship to the TraPac terminal power grid.
Los mecánicos de la grúa se preparan para conectar el buque portacontenedores Yang Ming Movement a la red eléctrica de la terminal TraPac.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

Los contaminadores más grandes en L.A.

Algunos de los buques en cuestión son tan grandes que parecen almacenes flotantes o ciudades pequeñas. Si no están enchufados mientras están acoplados, deben mantener sus motores y calderas en funcionamiento. Según un funcionario de calidad del aire, en un período de 24 horas en el puerto, un sólo crucero puede quemar suficiente combustible para igualar la contaminación de 10.000 autos.

Pero conectar tan enormes naves hambrientas de poder no es simple.

En un día de la semana reciente, el escape de diesel se elevó hacia el cielo desde las pilas del Yang Ming Movement, un barco de contenedores completamente cargado que llegó al Puerto de Los Ángeles después de su viaje desde Shanghai.

(Los Angeles Times)

Le tomó media docena de trabajadores y dos horas conectar el barco de 960 pies de largo a la red eléctrica. Los miembros de la tripulación bajaron lentamente cables eléctricos tan gruesos como mangueras contra incendios por el costado de la embarcación hasta los estibadores que conectaron los enchufes rojo y azul, que pesaban 30 libras cada uno, en receptáculos en el muelle. Los trabajadores eléctricos del puerto activaron dos interruptores gigantes para que el barco pudiera comenzar a operar desde la red.

“Funcionará con electricidad de la costa durante toda la estadía”, dice Bill Schopp, director de operaciones marinas de la terminal de TraPac en Wilmington, donde el barco atracó durante casi cinco días.

Los mecánicos de grúa Chris Guinn y Martin Viduka trabajan para conectar el Movement Yang Ming con la energía de la costa el miércoles en Wilmington.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

California obtuvo ganancias tempranas en sus puertos hace más de una década con reglas que requerían que las embarcaciones cambiaran a un combustible más limpio con bajo contenido de azufre cerca de la costa.

Pero en los últimos años, el progreso en la lucha contra la contaminación del aire en los puertos de L.A.-Long Beach ha disminuido, con algunas emisiones aumentando progresivamente.

En 2018, las emisiones de partículas de diesel se incrementaron ligeramente en el Puerto de Los Ángeles y han ido en aumento los últimos dos años en el Puerto de Long Beach, según sus inventarios.

El Distrito de Gestión de la Calidad del Aire de la Costa Sur proyecta que para 2023 los buques oceánicos superarán los camiones diésel de servicio pesado para convertirse en la mayor fuente de contaminación por óxido de nitrógeno que forma el smog.

En medio de las preocupaciones sobre la recaída en la limpieza del aire, los líderes en Los Ángeles y Long Beach en 2017 decidieron revisar su Plan de Acción de Aire Limpio conjunto con un plan actualizado de $14 mil millones que busca cambiar a equipos de manejo de carga de cero emisiones para 2030, y camiones con cero emisiones para 2035.

El mismo año, la Junta de Recursos del Aire instruyó a su personal a redactar nuevas reglas de energía en tierra para los buques que logran “hasta un 100% de cumplimiento para 2030”.

Los cables de alimentación se bajan desde un buque portacontenedores a los estibadores en la terminal de TraPac. Los grandes buques pueden arrojar una gran cantidad de contaminación en reposo en el puerto.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

El estado predice grandes mejoras en la salud y la calidad del aire a partir del fortalecimiento de las reglas. Para 2031, se espera que las reglas reduzcan las emisiones de partículas de diesel y óxidos de nitrógeno de los barcos atracados en aproximadamente la mitad y reduzcan su contribución al riesgo de cáncer alrededor de los puertos de Los Ángeles y Long Beach en un 55% durante el mismo período.

Los grupos comunitarios dicen que no deberían tener que esperar tanto tiempo para obtener esos beneficios de salud y que los reguladores adopten un cronograma más agresivo.

“Los barcos son contaminadores masivos y tienen más elementos por mejorar”, dijo Peter Warren de la Coalición de Propietarios de San Pedro y Península. “También son el objetivo correcto para lograr las mayores ganancias porque sus movimientos son rastreados y no pueden esconderse, y hay soluciones para hacerlos más limpios”.

Un buque de carga que se está descargando en el Puerto de Los Ángeles en San Pedro se conecta a un sistema de captura de emisiones a principios de diciembre.
(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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