Anuncio

Pugna por galerías de arte; algunos temen el aburguesamiento de Boyle Heights

Música fuerte, luces brillantes, obras de arte de gran escala y afiches con mensajes sobre el aburguesamiento dieron mucho de qué hablar en noviembre, cuando se exhibieron del otro lado de la calle junto a una de las galerías de artes más nuevas de Boyle Heights.

La exhibición de arte móvil “Ambularte” se diferenció de los demás eventos de arte popular que generalmente incluían llevar exhibiciones gratis a los vecindarios sin museos ni galerías. El objetivo de este evento era enviar un mensaje a la nueva Galería Maccarone de Mission Road.

La zona de Mission Road junto al Río Los Ángeles es una parte de Boyle Heights generalmente asociada con depósitos y talleres mecánicos. Pero en los últimos años, la zona se ha vuelto la sede de cuatro grandes galerías de arte que exhiben arte contemporánea y fotografía. Otra galería, Franklin Parrasch, tiene pensado abrir sus puertas a comienzos del 2016. Muchas de estas galerías tuvieron sus orígenes en la ciudad de Nueva York.

Anuncio

Están ubicadas en Mission Road entre los puentes de las calles 1st y 4th en donde se encontraban principalmente depósitos abandonados. Pero ahora, son lugares donde se realizan exhibiciones y presentaciones de arte. Los propietarios de las galerías reconocen que el costo del lugar en otro sitio, incluyendo el centro de Los Ángeles que ahora es un lugar de moda, afectó la decisión de mudarse a Boyle Heights.

Si bien algunos pueden considerar la expansión del arte en Boyle Heights como un paso positivo para la comunidad, otros creen que es otra señal de aburguesamiento. Little Big Man, 356 Mission y Maccarone Gallery son parte de la creciente cantidad de galerías de arte ubicadas en Mission Avenue.

Surgida en la ciudad de Nueva York, Maccarone Gallery se enfoca en pintores y escultores abstractos contemporáneos como Alex Hubbard y Keith Sonnier. Maccarone Gallery ha recibido las mayores críticas de los residentes locales a raíz de los comentarios que su propietaria hizo al New York Times. El vecindario “todavía es de aspecto peligroso”, señaló Michele Maccarone al Times. — “Es algo que me gusta. Me gusta haber gastado una fortuna en seguridad”.

Los miembros de la comunidad consideran que Maccarone destacaba los aspectos negativos del vecindario en vez de sacar a relucir su rica historia de arte y cultura.

Las galerías que llegan a instalarse en el vecindario también han alimentado el temor del aburguesamiento, lo que ya ocurrió del otro lado del río en el Distrito de Arte del centro de Los Ángeles, donde los precios en aumento están expulsando a muchos artistas y residentes fuera de la zona.

“Ambularte” se llevó a cabo frente a Maccarone Gallery a comienzos de noviembre como protesta contra la nueva galería. Las organizaciones de la ciudad armaron puestos, algunos para promocionar su lucha contra el aburguesamiento y otros para divulgar información sobre temas esenciales para su comunidad.

Sergio Quintero, de 21 años, estudiante de CALO YouthBuild y organizador estudiantil de “Ambularte”, afirma que el objetivo del evento era refutar el concepto de que a Boyle Heights le falta arte y cultura. “Ya tenemos arte gratis aquí”, dice Quintero. “El arte abstracto logra reconocimiento. El arte chicano es [considerado] vandalismo y grafiti y no se lo concibe como una forma aceptable de arte”.

Los artistas que participaron en la protesta crearon arte a gran escala haciendo énfasis en la belleza de Boyle Heights y en los activos negativos del aburguesamiento. Quizás la afirmación más atrevida que se realizó en este evento fue la imagen que se proyectó en Maccarone Gallery de un artista y un vendedor callejeros rodeados por la frase: “El arte es comunidad, es resistencia, es para todos”.

Quintero señala que le preocupa que estos nuevos espacios de arte conviertan la zona en un lugar de moda y atraigan a más personas de afuera, desplazando a las familias locales.

El Pulso de Boyle Heights intentó reiteradamente obtener comentarios de Maccarone Gallery sobre la respuesta de la comunidad, pero las llamadas y los mensajes de correo electrónico no fueron contestados.

Mientras la inauguración de Maccarone Gallery ha generado protestas, las otras galerías en la zona no se han enfrentado a tanta polémica.

The Little Big Man Gallery se ubica en un gran edificio de oficinas junto al puente de 4th Street. Tiene un aura particular, con luces tenues y música de fondo. Nick Haymes, su propietario, se mudó de San Francisco, ciudad donde los alquileres han escalado sensiblemente en los últimos años. Vio en Boyle Heights una oportunidad.

“Pude tener un lugar grande, a diferencia de Nueva York que nunca habría podido tener algo tan grande. Son lugares que cuestan cientos de miles de dólares, solo para sobrevivir. Por eso, [aquí] puedo hacer algunas presentaciones experimentales y otras más atrevidas y mantenerme dentro de los costos”, dice Haymes.

El enfoque principal de la galería es en la fotografía narrativa contemporánea, fotos que cuentan una historia de algún tipo. En este momento está presentando una exhibición de Doug Richard, artista de California conocido por sus posturas sobre temas raciales y sociales.

Haymes dice que si bien se considera un defensor del arte y de la comunidad, es inevitable que su galería se perciba como una prueba de aburguesamiento. “Es complicado”, dice, “pero creo que el arte beneficia a todos y si podemos ver arte gratis, eso es fantástico”.

356 Mission Gallery, aproximadamente una cuadra de distancia, ofrece una exhibición de artes visuales y dramáticas moderna y post-moderna contemporánea. Si bien Laura Owens, artista y propietaria de la galería, pasó muchos años trabajando en la ciudad de Nueva York, también pasó muchos años trabajando en Los Ángeles. Un gran factor al elegir el lugar de su galería fue la accesibilidad a su hogar en Echo Park y a sus colegas artistas en Lincoln Heights, Highland Park y Echo Park.

Desde afuera, ,el edificio parece pequeño y limitado. Una vez que uno pasa por la tienda Ooga Booga, la galería se expande hacia un gran espacio abierto con pinturas abstractas a gran escala que cuelgan de paredes blancas.

“Fue construido en 1926”, dice Ethan Swan, gerente de la galería. “Fue una imprenta durante 30 o 40 años. Después, durante mucho tiempo sirvió como un depósito de pianos. Pero en el momento en que Laura lo compró estaba vacío. No había nada, era básicamente un depósito vacío.

Al principio, 356 Mission organizaba talleres de arte sobre teoría cromática, collage y serigrafía para estudiantes de la secundaria. Esos talleres se han discontinuado, pero la galería organiza charlas con artistas y curadores conocidos que están abiertos al público. En el futuro, piensa ampliar su participación en la comunidad.

“En mi cabeza, lo que estamos haciendo está muy basado en la comunidad”, dice Swan. “En verdad estamos trabajando con muchas personas que son artistas en Los Ángeles”.

Este artículo fue originalmente publicado en Pulso de Boyle Heights.

Anuncio